Historia y Antecedentes

Durante milenios un porcentaje importante de las mujeres vienen sufriendo alteraciones psicológicas y físicas, relacionadas con la menstruación. Sin embargo, sólo en fechas recientes ha emergido el concepto de Síndrome Premenstrual como causa frecuente de problemas emocionales y dolencias físicas en un vasto sector de la población femenina. Más aún, en la actualidad muchos especialistas se niegan a reconocer la real importancia de este cuadro clínico.

Históricamente, ya en el siglo VI AC se señaló que la mujer era como el mar, con sus períodos de tormenta y calma (Semonides). Hipócrates asoció ciertos trastornos mentales con la menstruación, lo que dió origen a la palabra histeria (hysteros = útero).

En culturas antiguas se había supuesto la existencia de una sustancia tóxica producida en el útero y que se eliminaba con la menstruación. Galeno, al igual que Hipócrates, asoció las reacciones histéricas premenstruales a un "fluido" producido por el útero, y así, algunas culturas antiguas sostenían la producción de una SUSTANCIA TOXICA UTERINA o "MENOTOXINA", que se eliminaba con el flujo menstrual. En el siglo pasado, B.Boismont y S. Icard publicaron en Francia trabajos que señalan la existencia de cierto grado de tendencias psicóticas en el período premenstrual. En 1838 Esquirol, en su libro "Des maladies mentales" (París), estableció que de 730 mujeres con trastornos mentales, un porcentaje significativo eran causados por desórdenes menstruales. En 1888, un informe del English Lunacy Commissioners, cita a las enfermedades uterinas y ováricas como causa de trastornos mentales.

En 1896, M.M. Smith, se refiere a la "violenta y fatal insania que puede desarrollarse a partir de disturbios menstruales". El mismo año, F. Barnes reporta varios casos de enfermedades psiquiátricas asociados con dismenorrea secundaria a la presencia de un pólipo uterino o a la obstrucción mecánica del flujo menstrual causada por una estenosis (estrechez) cervical, las que curaron después de la intervención quirúrgica.

Entre los años 1900 y 1930, se publicaron más de 20 trabajos relacionados con la alteración de la fase premenstrual: artritis, epilepsia, edema, problemas cutáneos, cefalea, psicosis y otros.

En 1931, R. Frank describió estos síntomas recurrentes en el ciclo de la mujer de tipo emocional, conductual y físico, denominándolos tensión premenstrual.

Katharina Dalton, desde hace más de 30 años viene observando que estos cambios podrían conducir, en casos extremos, a una agresividad irracional, pudiendo llegar incluso a incidir en el terreno criminal. En su libro "El Síndrome Premenstrual" publicado en 1967, ha señalado que: "El SPM es la más común de las perturbaciones endocrinas, encontrándose con mucha frecuencia en la práctica médica general, debido al impacto de los cambios cíclicos y sus efectos sobre la paciente y el circulo familiar. Se infiltra en muchas especialidades médicas, por lo que el tema debería ser de gran interés para psiquiatras, endocrinólogos, ginecólogos, funcionarios médicos de la industria y el sistema carcelario" . Por los diversos síntomas que produce, se ha señalado que el SPM es la enfermedad que más frecuentemente afecta a la mujer, pero la menos reconocida. Aportes interesantes son, por ejemplo, los de Botella Llusia quien en su tratado "Endocrinología de la Mujer" (1982) se refiere a los trabajos de Smith y Smith, quienes en 1943 aislaron una SUSTANCIA TÓXICA de los restos de mucosa de la sangre menstrual, detectando su existencia en la saliva, sangre venosa, orina y sudor durante el período premenstrual.

Rubinow, del Instituto de Salud Pública Norteamericano, cita en sus publicaciones del "Journal of Reproductive Medicine" 1987, casos de mujeres cuyas ENFERMEDADES PSIQUIATRICAS comenzaron con una disfunción del ciclo menstrual, tales como amenorrea, menorragia o dismenorrea; y a la inversa, MUJERES CON PSICOSIS REFRACTARIA QUE CURARON "MILAGROSAMENTE" DESPUÉS DE LA EXTIRPACIÓN QUIRÚRGICA DE SU CUELLO UTERINO O DE SUS OVARIOS. Norris, director del Premenstrual Syndrome Clinic de Boston, ha observado: "Muchos textos de medicina apenas mencionan el Síndrome Premenstrual y su multiplicidad de síntomas, lo que conduce a que la mayoría de los especialistas lo considere como un problema psicosomático o que ni siquiera lleguen a plantear el diagnóstico". El mismo autor señala: "Muchas mujeres que lo sufren, han visitado y han sido examinadas generalmente por tres, e incluso a veces hasta veinte especialistas, incluyendo ginecólogos, internistas, psiquiatras, endocrinólogos, neurólogos y neurocirujanos, entre otros". El Tratado de Endocrinología Ginecológica, de Figueroa-Casas, Universidad de Rosario, Argentina, destaca estos hechos y subraya la frecuencia de "diagnósticos tentativos y poco fundamentados, que, a su véz, dan origen a la prescripción de terapia paliativa con reiterados fracasos, convirtiendo a estas pacientes en enfermas indeseables, condenadas a deambular permanentemente de un consultorio a otro". El "American Journal of Obstetrics and Gynecology", publicó en 1987 un trabajo titulado "Premenstrual Syndrome, a time for introspection". Su autor R.L. Reid, realiza un análisis muy crítico sobre el problema y señala: "Existe una gran falta de información e indiferencia por parte de muchos médicos para enfrentar el impacto que pueden llegar a tener los cambios bioquímicos premenstruales, que incluso inciden devastadoramente en las vidas personales y profesionales de estas pacientes. Sin embargo, hasta hace pocos años se consideraban estos fenómenos como inevitables, productos de la condición de mujer."

Reid señalo también que: "El Síndrome Premenstrual rara vez aparece en los programas de estudios de post grado, lo cual se ha traducido en una actitud pasiva o negativa frente a este importante problema de salud pública, llegándose incluso a vilipendiar y poner en tela de juicio a aquellos especialistas que tratan esta enfermedad, debido a la tradicional creencia de que las molestias premenstruales patológicas serían fenómenos normales.

Esta indiferencia frente a este importante problema de salud pública, se ha traducido en un enorme daño a millones de vidas, ha contribuido al divorcio, la violencia, el maltrato a los niños, la interrupción de carreras y la limitación en el desarrollo personal".

Reid y Yen, en una extensa revisión de más de 300 referencias bibliográficas, publicada por el "American Journal of Obstetrics and Gynecology" en 1981, señalaron que el SPM produjo en el año 1969 una pérdida de más de CINCO MIL MILLONES DE DÓLARES en los Estados Unidos, solamente por concepto de ineficiencia laboral y ausentismo, sin considerar el sinnúmero de efectos y complicaciones que produce. Además, el SPM causa un incremento importante en las admisiones psiquiátricas, accidentes e intentos de suicidio durante la fase premenstrual.

Se ha informado la existencia en ese país de mas de 5 millones de mujeres que padecen de molestias premenstruales severas y posiblemente 20 millones con síntomas muy significativos, los cuales equivalen un 5 a 10% y un 20 a 25% respectivamente de las mujeres en edad reproductiva. Extrapolando estas cifras a Chile, podrían existir unas 300 a 400 mil pacientes seriamente afectadas y más de un millón de mujeres con síntomas significativos. Sin embargo, a pesar de haber transcurrido más de 60 años desde la primera descripción del SPM, hecha por Robert  Frank en 1931, sus causas continuaban siendo ignoradas, como lo señaló en 1990 un artículo publicado por la Revista Médica de Chile: "Síndrome Premenstrual, un enigma clínico", debido a una falta de investigación acuciosa de sus causas sumada a la indiferencia y desinformación sobre el rol sistémico que de él se proyecta.

Durante milenios un porcentaje importante de las mujeres vienen sufriendo alteraciones psicológicas y físicas, relacionadas con la menstruación. Sin embargo, sólo en fechas recientes ha emergido el concepto de Síndrome Premenstrual como causa frecuente de problemas emocionales y dolencias físicas en un vasto sector de la población femenina. Más aún, en la actualidad muchos especialistas se niegan a reconocer la real importancia de este cuadro clínico.

Históricamente, ya en el siglo VI AC se señaló que la mujer era como el mar, con sus períodos de tormenta y calma (Semonides). Hipócrates asoció ciertos trastornos mentales con la menstruación, lo que dió origen a la palabra histeria (hysteros = útero).

En culturas antiguas se había supuesto la existencia de una sustancia tóxica producida en el útero y que se eliminaba con la menstruación. Galeno, al igual que Hipócrates, asoció las reacciones histéricas premenstruales a un "fluido" producido por el útero, y así, algunas culturas antiguas sostenían la producción de una SUSTANCIA TOXICA UTERINA o "MENOTOXINA", que se eliminaba con el flujo menstrual. En el siglo pasado, B.Boismont y S. Icard publicaron en Francia trabajos que señalan la existencia de cierto grado de tendencias psicóticas en el período premenstrual. En 1838 Esquirol, en su libro "Des maladies mentales" (París), estableció que de 730 mujeres con trastornos mentales, un porcentaje significativo eran causados por desórdenes menstruales. En 1888, un informe del English Lunacy Commissioners, cita a las enfermedades uterinas y ováricas como causa de trastornos mentales.

En 1896, M.M. Smith, se refiere a la "violenta y fatal insania que puede desarrollarse a partir de disturbios menstruales". El mismo año, F. Barnes reporta varios casos de enfermedades psiquiátricas asociados con dismenorrea secundaria a la presencia de un pólipo uterino o a la obstrucción mecánica del flujo menstrual causada por una estenosis (estrechez) cervical, las que curaron después de la intervención quirúrgica.

Entre los años 1900 y 1930, se publicaron más de 20 trabajos relacionados con la alteración de la fase premenstrual: artritis, epilepsia, edema, problemas cutáneos, cefalea, psicosis y otros.

En 1931, R. Frank describió estos síntomas recurrentes en el ciclo de la mujer de tipo emocional, conductual y físico, denominándolos tensión premenstrual.

Katharina Dalton, desde hace más de 30 años viene observando que estos cambios podrían conducir, en casos extremos, a una agresividad irracional, pudiendo llegar incluso a incidir en el terreno criminal. En su libro "El Síndrome Premenstrual" publicado en 1967, ha señalado que: "El SPM es la más común de las perturbaciones endocrinas, encontrándose con mucha frecuencia en la práctica médica general, debido al impacto de los cambios cíclicos y sus efectos sobre la paciente y el circulo familiar. Se infiltra en muchas especialidades médicas, por lo que el tema debería ser de gran interés para psiquiatras, endocrinólogos, ginecólogos, funcionarios médicos de la industria y el sistema carcelario" . Por los diversos síntomas que produce, se ha señalado que el SPM es la enfermedad que más frecuentemente afecta a la mujer, pero la menos reconocida. Aportes interesantes son, por ejemplo, los de Botella Llusia quien en su tratado "Endocrinología de la Mujer" (1982) se refiere a los trabajos de Smith y Smith, quienes en 1943 aislaron una SUSTANCIA TÓXICA de los restos de mucosa de la sangre menstrual, detectando su existencia en la saliva, sangre venosa, orina y sudor durante el período premenstrual.

Rubinow, del Instituto de Salud Pública Norteamericano, cita en sus publicaciones del "Journal of Reproductive Medicine" 1987, casos de mujeres cuyas ENFERMEDADES PSIQUIATRICAS comenzaron con una disfunción del ciclo menstrual, tales como amenorrea, menorragia o dismenorrea; y a la inversa, MUJERES CON PSICOSIS REFRACTARIA QUE CURARON "MILAGROSAMENTE" DESPUÉS DE LA EXTIRPACIÓN QUIRÚRGICA DE SU CUELLO UTERINO O DE SUS OVARIOS. Norris, director del Premenstrual Syndrome Clinic de Boston, ha observado: "Muchos textos de medicina apenas mencionan el Síndrome Premenstrual y su multiplicidad de síntomas, lo que conduce a que la mayoría de los especialistas lo considere como un problema psicosomático o que ni siquiera lleguen a plantear el diagnóstico". El mismo autor señala: "Muchas mujeres que lo sufren, han visitado y han sido examinadas generalmente por tres, e incluso a veces hasta veinte especialistas, incluyendo ginecólogos, internistas, psiquiatras, endocrinólogos, neurólogos y neurocirujanos, entre otros". El Tratado de Endocrinología Ginecológica, de Figueroa-Casas, Universidad de Rosario, Argentina, destaca estos hechos y subraya la frecuencia de "diagnósticos tentativos y poco fundamentados, que, a su véz, dan origen a la prescripción de terapia paliativa con reiterados fracasos, convirtiendo a estas pacientes en enfermas indeseables, condenadas a deambular permanentemente de un consultorio a otro". El "American Journal of Obstetrics and Gynecology", publicó en 1987 un trabajo titulado "Premenstrual Syndrome, a time for introspection". Su autor R.L. Reid, realiza un análisis muy crítico sobre el problema y señala: "Existe una gran falta de información e indiferencia por parte de muchos médicos para enfrentar el impacto que pueden llegar a tener los cambios bioquímicos premenstruales, que incluso inciden devastadoramente en las vidas personales y profesionales de estas pacientes. Sin embargo, hasta hace pocos años se consideraban estos fenómenos como inevitables, productos de la condición de mujer."

Reid señalo también que: "El Síndrome Premenstrual rara vez aparece en los programas de estudios de post grado, lo cual se ha traducido en una actitud pasiva o negativa frente a este importante problema de salud pública, llegándose incluso a vilipendiar y poner en tela de juicio a aquellos especialistas que tratan esta enfermedad, debido a la tradicional creencia de que las molestias premenstruales patológicas serían fenómenos normales.

Esta indiferencia frente a este importante problema de salud pública, se ha traducido en un enorme daño a millones de vidas, ha contribuido al divorcio, la violencia, el maltrato a los niños, la interrupción de carreras y la limitación en el desarrollo personal".

Reid y Yen, en una extensa revisión de más de 300 referencias bibliográficas, publicada por el "American Journal of Obstetrics and Gynecology" en 1981, señalaron que el SPM produjo en el año 1969 una pérdida de más de CINCO MIL MILLONES DE DÓLARES en los Estados Unidos, solamente por concepto de ineficiencia laboral y ausentismo, sin considerar el sinnúmero de efectos y complicaciones que produce. Además, el SPM causa un incremento importante en las admisiones psiquiátricas, accidentes e intentos de suicidio durante la fase premenstrual.

Se ha informado la existencia en ese país de mas de 5 millones de mujeres que padecen de molestias premenstruales severas y posiblemente 20 millones con síntomas muy significativos, los cuales equivalen un 5 a 10% y un 20 a 25% respectivamente de las mujeres en edad reproductiva. Extrapolando estas cifras a Chile, podrían existir unas 300 a 400 mil pacientes seriamente afectadas y más de un millón de mujeres con síntomas significativos. Sin embargo, a pesar de haber transcurrido más de 60 años desde la primera descripción del SPM, hecha por Robert  Frank en 1931, sus causas continuaban siendo ignoradas, como lo señaló en 1990 un artículo publicado por la Revista Médica de Chile: "Síndrome Premenstrual, un enigma clínico", debido a una falta de investigación acuciosa de sus causas sumada a la indiferencia y desinformación sobre el rol sistémico que de él se proyecta.

Instituto de Investigaciones Ginecológicas

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